1.6.09

Lastreando

Hace tanto tiempo, tanto, tanto. Eramos dos seres comunes con distinto denominador, no podía salir bien. Me aferré tanto a ti que me olvidé de mi mismo y me quedé anclado en aquella despedida. Hace tanto tiempo.
Ahora he aprendido a vivir sin ser feliz, sin ya siquiera querer pretenderlo. Por lo menos no me angustia la idea y solo he de limitarme a ver pasar los días. Uno, dos, tres, y así hasta treinta mensuales. Cada vez con menos pelo y el poco que me queda se vuelve blanquecino. Alguien me dijo una vez que a los calvos no le salían canas. Otra mentira más de las muchas en las que naufragaron mis esperanzas.
Ya no se quien es ese que cocina en mi cocina ni que duerme en mi cama. Ya no reconozco más que sombras en el vacío de mi habitación. Entre ellas la tuya: frágil, oscura, armoniosa, la que me lleva cada noche a los confines del sueño.

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