30.11.08

Burbujas

Cada cual en la suya. Así estamos. Así vivimos, en burbujas. Que no nos la toquen, que no nos la atraviesen.
Una vez conocí a un ser cuya burbuja era permeable, dejaba a todo el mundo acceder a su interior. Y ahí estaban: él y todos los que querían entrar dentro de su pequeña esfera transparente. Tal era su generosidad que no ponía filtros a nadie.
Pero no funcionó el invento, la filantropía nunca es moda común. Pronto hubo redencillas por falta de espacio, por falta de oxígeno, por falta de víveres y aunque al pequeño ser le daban igual estas carencias, no podía aguantar la inmundicias de comentarios que generaban a su alrededor todos aquellos a los que había permitido morar en su burbuja.
Una mañana de verano, cuando el sol comenzaba su ascensión con la única finalidad de derramar cubos de oro fundido sobre la tierra, el magnánimo ser murió. De repente su burbuja se desintegró y todos lo que la moraban huyeron horrorizados. Dejaron de sentir esa cálido sentimiento de protección que la pompa emanaba, no se cuestionaron causa alguna, no buscaron soluciones, no lloraron por su luz protectora. Se largaron sin más.
Como en la realidad, en la ficción también suele haber testigos. Algunos vimos como se levantaba el polvo del camino ante la estampida común. Sentimos la impotencia que generan las acciones viles. También aprendimos.
Hace algún tiempo que blindé mi burbuja. A algunas, solo a algunas almas muy especiales les di mi código de acceso. Para el resto soy hermética e impermeable.

29.11.08

La venda

Te mientes. Me mientes a mi y te mientes a ti mismo. No puedes engañarme, me lo dice tu mirada y tu tono de voz. Me increpas que veo las cosas como yo quiero. Las veo como las ven mis ojos y las sienten mis entrañas. Tu ponte la venda si así estás más seguro, pero no intentes compartirla conmigo. Soy fuerte y cabezota para aguantar la que está cayendo.
Luego te metes en la cama, buscando entre las sábanas el cobijo que el niño busca entre los brazos de su madre. Entonces la venda hace presión y los remordimientos dan escalofríos. Tu conciencia, sucia por haberme mentido, danza un vals entre los entresijos de tu mente. Y te levantas sobresaltado, con la frente sudorosa. Me dices que tienes insomnio, pero sabes que no es cierto. Sabes que nunca se produjo esa llamada.

26.11.08

Te he dado

Te he dado. Una inocente y sutil mirada ha bastado para desestabilizar tus hormonas. Parecías un escarabajo panza arriba: indefenso y voluble. Ha sucedido sin más, no pretendía llamar tu atención. El daño que se hace sin querer no produce tanto dolor al que lo recibe como remordimientos al que lo ocasiona.
Aquí estoy: pensando que piensas en mi, sufriendo creyendo que sufres, intentando encontrar el modo de destruir tus esperanzas.

14.11.08

Envite emocional

No debería quererte. Lo sé. Pero mi corazón hizo una apuesta con mi sentido común y por ahora gana la víscera rítmica. Las palabras de Manuel, siempre tan certeras, me acusaron de inmaduro emocional cuando le conté tu última hazaña. Supongo que tiene razón. No estuvo bien.
Esta mañana el tipo del espejo me dio cierta lástima, el día que me de arcadas no volveré a permitir más desafíos entre mis huéspedes internos.

12.11.08

Missing Morfeo

No conozco a Morfeo. Nunca sueño. No sé por qué. Mi cerebro no me permite esos lujos, ni despierto ni dormido. Dormido me gustaría, pero simplemente no sucede. Despierto no tengo tiempo, siempre aparece el conejo blanco con el reloj en la mano. Con la realidad como eterna compañera, me pesa no poder edificar castillos en el aire. Ayer te vi cruzar la calle. Llevabas bajo el brazo el bolso azul que te regalé por tu cumpleaños. Te borraste de mi mente cuando desaparecistes de mi campo de visión. Y me alegré de no poder soñar con tus abrazos.

1.11.08

De letras

No me hables del sol y de sus buenas vibraciones. Si no que se lo pregunten al muñeco de nieve, que ante los primeros rayos se cubre de negativos presagios. No todos sentimos igual ante los mismos estímulos. El yoga, el sol, el ruido del mar y las puestas de sol no son más que peroratas para intelectuales. Haz la prueba: coloca a una pareja de enamorados recientes, de los que babean cuando se rozan las manos, ante un vertedero de basura. ¿Piensas que cambiaran la intensidad de sus abrazos? Les dará igual, la pasión no entiende de contextos situacionales, la energía fluye, sin más. Para ti no, claro. Necesitas una playa paradisiaca, tu crema bronceadora de 1oo euros y mi presencia a tu lado, para gritarle a tu autoestima que el mundo es perfecto. Y a la energía que le dén, que tu de corrientes no entiendes. Claro, cariño, tu eras de letras.

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