1.12.09

Al natural

Lola se ha levantado esta mañana despeinada. Le ha dado repugnancia mirarse al espejo. Lleva años, día tras día, durmiendo boca arriba con los rulos puestos y antes de ir al baño se los quita, ahuecándose el caracoleado pelo con sus huesudas manos. Anoche durmió acompañada, la lujuria le impidió realizar su ritual de belleza habitual. No sólo estaba despeinada, también tenía las arrugas marcadas, deshidratadas ante la falta de elixires joviales. Ha sido duro y cruel enfrentarse a un espejo al natural matutino.
Pero hoy Lola está acompañada, su soledad diaria, la que le permite absurdos rituales rutinarios, se ha visto destruida ante la presencia de otro ser. Cuando ha vuelto al dormitorio, unos hermosos ojos grises han sonreído al mirarla. Entonces se ha olvidado de ella misma para empezar a ser feliz.

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