28.4.08

Ahora sí

Gracias:
Por estar ahí.
Por no pedir nada.
Por escucharme y oírme.
Por todos los piques sin sentido.
Por tus recomendaciones literarias.
Por rebuscar entre mis tejidos.
Por aliviar las contracturas.
Por leer mis locuras.
Por ser amigo.
Gracias

24.4.08

El cuarto nuevo

Han traído los muebles del cuarto nuevo sobre las cuatro, a las cinco y media ya tenían montada la habitación. Esperé a que se marcharan los obreros para poder disfrutar un poco de ella, me senté en la cama y observé la nueva imagen del cuarto verde. He estado pensando en el trabajo que nos ha costado ahorrar para conseguir amueblarla, las cosas no están fáciles últimamente. Toda la habitación se ha impregnado con el dulce olor de la madera nueva y no sé porqué me he acordado del tío Antón. No era tío de ninguno de nosotros, pero lo llamábamos así: "Tío Antón". Por las tardes, íbamos a su carpintería a recoger los tacos de madera que le sobraban cuando fabricaba las puertas de "los pudientes". Sólo los ricos podían permitirse puertas de encargo.
El tío Antón nos enseñaba su boca llena de dientes negros, decía que en la guerra había pasado mucha hambre, pobre. Siempre con sus bromas, hacía magia para sacarnos un duro de nuestras orejas, luego nos lo regalaba para que comprásemos regaliz en "ca´ la Tina". Se lo encontró Daniel una tarde balanceándose de una viga, cuando fué a recoger serrín para la caja de sus gatos. Después llegó la Guardia Civil, ninguno de los demás pudo ver nada. Daniel nos lo contó muchas veces, decía que lo veía cuando por la noche cerraba los ojos. Creo que yo también soñé con él. El morbo de los niños.
A las ocho ha llegado Julia y hemos estrenado la cama. Después del sexo, le he contado la historia del tío Antón.

12.4.08

Mi refugio

Ha abierto los ojos y la luz ha cegado sus pupilas, otra vez olvidó cerrar la persiana. Rayos y centellas se acumulan a su alrededor, parece que hoy tampoco brilla el astro rey, salió el sustituto. En su habitación, silencio interior, portazos y música del vecino. Así es el pladur.
Se ha deslizado hasta el baño, sus zapatillas a cuadros no han levantado un palmo del suelo. Ha visto su imagen en el espejo, el tiempo no respeta, menos pelo, más canas y mal sabor de boca.
Ha desayunado un café recalentado que lleva dos días macerándose en la cafetera y una tostada de pan integral con cachuela, ¡anda y que se joda el colesterol!. Le ha puesto de comer al gato una lata de mousse y le ha deseado suerte en la caza de cucarachas rojas.
Se ha vestido sin pensarlo, se ha puesto la misma ropa de ayer, sustituyendo los calcetines y los calzoncillos por otros limpios sin planchar. Los zapatos están sucios, benditas esponjas abrillantadoras, rápidas y sanadoras.
Ha cogido su carpeta de plástico, ha rebuscado entre el temario, hoy toca el doce. Ha introducido los auriculares en su orejas, ha encendido el ipod y ha seleccionado la carpeta de música: Cajón se Sastre, Mi refugio.
Directo a desaparecer.
(Para tí, que sigues metido en el cajón de los folios tristes, ya queda poco.)

4.4.08

Lista de la compra

Anoche cenamos en la cama, leche con galletas, y hoy nos despertaron con sus muerdos las hormigas. Pero no importa, mi amor. Otra vez he podido amanecer contigo.
He contemplado una vez más tus ojos hinchados cuando despiertas y tu mal humor matutino, aún así nada enturbia lo que hacia ti siento.
Nos quedan diez minutos para marchar cada uno a nuestros trabajos, tu desayunas en silencio y yo hago que escribo la lista de la compra.
No te olvides de comprar pasta de dientes.
Te quiero.

3.4.08

Shhhhh

Shhhhh, no me digas los secretos que te cuentan mis tejidos. No, no sé si puedo albergar ese dolor de nuevo. Hay recuerdos que tengo guardados en cajitas pequeñas dentro de mi interior. Los plegué cuidadosamente muchas veces antes de guardarlos, de esta forma, si algún día querían salir lo harían despacio, lentamente, dándome tiempo a poner defensas. Tú has intuído algo y me has cogido por sorpresa. Shhhhh.

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