24.4.08

El cuarto nuevo

Han traído los muebles del cuarto nuevo sobre las cuatro, a las cinco y media ya tenían montada la habitación. Esperé a que se marcharan los obreros para poder disfrutar un poco de ella, me senté en la cama y observé la nueva imagen del cuarto verde. He estado pensando en el trabajo que nos ha costado ahorrar para conseguir amueblarla, las cosas no están fáciles últimamente. Toda la habitación se ha impregnado con el dulce olor de la madera nueva y no sé porqué me he acordado del tío Antón. No era tío de ninguno de nosotros, pero lo llamábamos así: "Tío Antón". Por las tardes, íbamos a su carpintería a recoger los tacos de madera que le sobraban cuando fabricaba las puertas de "los pudientes". Sólo los ricos podían permitirse puertas de encargo.
El tío Antón nos enseñaba su boca llena de dientes negros, decía que en la guerra había pasado mucha hambre, pobre. Siempre con sus bromas, hacía magia para sacarnos un duro de nuestras orejas, luego nos lo regalaba para que comprásemos regaliz en "ca´ la Tina". Se lo encontró Daniel una tarde balanceándose de una viga, cuando fué a recoger serrín para la caja de sus gatos. Después llegó la Guardia Civil, ninguno de los demás pudo ver nada. Daniel nos lo contó muchas veces, decía que lo veía cuando por la noche cerraba los ojos. Creo que yo también soñé con él. El morbo de los niños.
A las ocho ha llegado Julia y hemos estrenado la cama. Después del sexo, le he contado la historia del tío Antón.

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