18.2.08

Actos sin conciencia

A veces los actos de otras personas nos hacen daño. Aunque esos actos no fueran hechos a conciencia, con alevosía, cuando uno los recibe y le molestan, no puede al menos dejar de pensar que el individuo podía haberse parado a reflexionar antes de hacerlos. Pero cuando ese pequeño acto que molestó en su día, vuelve a repetirse (otra vez sin conciencia, of course), a uno ya se le hinchan las venas ante tanto colesterol del bueno. Y es aquí, cuando te encuentras entre el ying y el yang. Entre la duda de no saber si debes sacar la garra y demostrar que el acto sin conciencia te ha molestado bastante o por el contrario dejar pasar un ángel, respirar hondo tres veces, acordarte del zen, de un orgasmo o de lo bien que huelen las flores recien cortadas.
Ante este dilema, cada cual reacciona como le dictan los genes que le imprimieron cuando estaba en el claustro materno, dicen que es ahí donde se le trabaja al ser el caracter...
PD: XXXX, la m......que te p....., una vez más!!!

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