No debería quererte. Lo sé. Pero mi corazón hizo una apuesta con mi sentido común y por ahora gana la víscera rítmica. Las palabras de Manuel, siempre tan certeras, me acusaron de inmaduro emocional cuando le conté tu última hazaña. Supongo que tiene razón. No estuvo bien.
Esta mañana el tipo del espejo me dio cierta lástima, el día que me de arcadas no volveré a permitir más desafíos entre mis huéspedes internos.