Como un pajarito mojado en otoño. Así me dejaste. Buscando cobijo en las ramas de un árbol que poco a poco se quedó sin hojas.
Mi mente, que tan bien me conoce, se niega a privarme de tu recuerdo. Me permite visualizarte en cada sueño. Por lo que siempre ando deseando que llegue la noche, la cama, la oscuridad y tu rostro.
Y por la mañana, al despertar, con la taza de café quemando la yema de mis los dedos, me pregunto si volvería a tu lado.
No.