6.6.09

Otra vez lo has sentido

Subes y bajas peldaños en los estratos de tu alma. Sin ser capaz de demostrarte a ti mismo que ya estás muy por encima de todo aquello. Me recuerdas a las beatas que rezan mirando al frente, buscando a Dios entre las columnas del retablo mayor erigido en el altar de su iglesia. Esas beatas que no pueden comprender que su dios está en todas partes, que su dios es su conciencia. Aquella que silencian con sus rezos.
Pero tú ya no tienes que silenciar nada, si acaso, remotamente tu ego. Aquel, que entonces se quedó tan maltrecho, ahora reclama un ombligo profundo y enorme donde recrearse a sus anchas.
Tormentas como las de ayer, ya no son necesarias.

5.6.09

La actriz principal

Sólo somos actores ante miradas ajenas. Interpretamos papeles otorgados por aquellos que nos observan. Nos despojan de nosotros mismos y nos hacen seguir un guión.
Me acostumbré hace algún tiempo a ello. No me importa reconocerlo. Qué más da.
De entre todos, el que más adoro representar es el que tú me otorgas. Ese que marca como debo vestir, peinar, hablar, cruzar las piernas. No creas, no es una queja. Para mi, así es más fácil.
No encontraría otra forma de que siguieras a mi lado.
Solo espero que nunca dejes de darme el papel principal. Solo espero que nunca deje de ser tu protagonista.

2.6.09

Ya somos más

Ya somos más, gritabas contento cuando recibías aquellas notas. Ya somos más, decías emocionado con los ojos bañados de lágrimas. Ya somos más, decías mientras la respiración ahogada no te dejaba reír.
Creer que eramos más fue lo peor. Nunca fuimos más. Siempre fuimos los mismos. Pocos.
Yo nunca creí que fuéramos a salir del sitio. Nunca pensé que hubiera tantos locos dispuestos a perderse en nuestro delirio. Pero tu si lo creíste. Lo creías y todavía lo crees.
Todavía sigues pensando que hay gente que deja notas tras los espejos de los baños públicos. Te niegas a admitir que ya solo encontrarás polvo y telarañas.
Es el olvido, compañero, lo único que a estas alturas ya no nos podemos permitir.

Para A de Su

No se quien eligió a quien. No se porqué se produjo la magia. Esa magia de la que hablan los que sucumbieron al flechazo. Sin embargo, aquí no hubo atracción de hormonas ni registros pasionales. Solas tú, yo y un montón de palabras en aquellas palmeras.
Fueron tus zapatos los que ocasionaron el debacle, siempre los recuerdo como una parte más de ti misma.
Hoy que estamos en el mismo lado pero cada una en un punto distinto del meridiano, no puedo dejar de sentir por ti. Siempre conmigo y con los mios, no puedo dejar de echarte de menos.

1.6.09

Lastreando

Hace tanto tiempo, tanto, tanto. Eramos dos seres comunes con distinto denominador, no podía salir bien. Me aferré tanto a ti que me olvidé de mi mismo y me quedé anclado en aquella despedida. Hace tanto tiempo.
Ahora he aprendido a vivir sin ser feliz, sin ya siquiera querer pretenderlo. Por lo menos no me angustia la idea y solo he de limitarme a ver pasar los días. Uno, dos, tres, y así hasta treinta mensuales. Cada vez con menos pelo y el poco que me queda se vuelve blanquecino. Alguien me dijo una vez que a los calvos no le salían canas. Otra mentira más de las muchas en las que naufragaron mis esperanzas.
Ya no se quien es ese que cocina en mi cocina ni que duerme en mi cama. Ya no reconozco más que sombras en el vacío de mi habitación. Entre ellas la tuya: frágil, oscura, armoniosa, la que me lleva cada noche a los confines del sueño.

Estadísticas